Ernesto Pereyra

La memoria y las pasiones

Penetrar las fases críticas, momentos que marcan la memoria colectiva y su carácter de subjetividad es algo que destaca el proyecto expositivo de Ernesto Pereyra, que tituló “200 años de soledad”.

El título es una pista importante, ya que remite muy directamente al realismo mágico y su obra emblemática. Es un guiño entre la fantasía vibrante y unos acontecimientos mirados desde el relato popular. Es el sujeto de la historia que recrea sus fantasmas marcados por los estremecimientos humanos, desde la inquietud y el desamparo hasta lo festivo y orgiástico.

Las vivencias inquietantes de un joven que escucha los relatos e imagina. El cuadro titulado “Juguemos en el bosque” me da la pauta personal de ello, ya que recoge esa conmovedora experiencia de mi infancia del ensañamiento con una imagen venerada. Los contornos que traza la mano del artista traducen el frenesí sangriento de esos días con una turbadora metáfora.

Así despliega, en forma escenográfica y con el lenguaje simbólico de los gestos, la lógica interna de “las cadenas rotas” de estos 200 años transcurridos. Revive emociones humanas en toda la amplitud de su polaridad trágica, acompañada de impías visiones y demonios populares de una personalidad pagana-combativa.

Con un disfraz en apariencia inofensivo recorre los episodios de una épica confusa, restituyendo el carácter de narración, con su tropel de figuras grotescas y la opacidad de los signos una época que empieza a demandar otras voces y otras imágenes.

Ojalá el paseo por estas regiones medio subterráneas del proceso histórico a través de las obras acuñadas en una mirada desprejuiciada, en un descenso simbólico a las profundidades de las escenas provoque otras miradas al archivo de la memoria popular. Habrá cumplido su cometido.

Mgter Graciela Distéfano

Crítica y curadora independiente

200 años de soledad

La obra de Ernesto Pereyra “200 años de soledad” establece un recorrido visual profundamente reflexivo sobre los acontecimientos paradigmáticos que signaron nuestra historia a partir de la revolución de mayo de 1810; imágenes que traducen críticamente -a través del grotesco- los momentos de lucha, sangre, revolución y guerra. En esta línea argumental, repensar el bicentenario en el contexto latinoamericano y local, vislumbra el desafío de penetrar en las fisuras de ciertos discursos que opacan las diferentes maneras de entender la apropiación y ritualización de las “tradiciones” como conflicto a la hora de activar el legado histórico-cultural. La propuesta pictórica de Ernesto Pereyra apela a una ficción que sea capaz de conmover la mirada historiográfica oficial, de trastocar las imágenes anquilosadas del pasado, para construir un relato estético-conceptual que erosione el estereotipo convencional del “prócer” y sus grandes epopeyas, con el fin de proyectar un rico espacio de subjetividades y singulares lecturas que ponen de manifiesto la voz de lo silenciado. Obras como 17 de Octubre, El Devotazo (Preludio de una primavera), Estado de sitio marcan un relato paródico e inquisidor donde el pueblo en la calle es el sujeto social protagónico. La teatralidad de las escenas carnavalescas en la soledosa ciudad, con lucecitas de colores, globos y carros de asalto, presentan una mirada escalofriante y siniestra que subvierte todo tipo de estigmatización sobre los hechos de nuestra historia. Sin duda, estas imágenes se atreven a repensar visualmente la cronología historiográfica, fechas grabadas a fuego, sin miedo a revisar el pasado con la intención de fortalecer la memoria desde el presente, y con el persistente anhelo de hilvanar las fibras de nuestra cultura popular arrebatada.

Juan Pablo Pérez Curador

El pueblo retratado

¿Cómo nos interrogan las imágenes de Ernesto Pereyra? En primer lugar, no podemos sustraernos al título de esta muestra y pensar en que no hubo una selección de imágenes. Puesto que sí la hubo y no fue ingenua.
Aquí no se aprovecha la oportunidad para evocar la figura de los grandes héroes de la narración sobre la historia argentina. Lo que se encuentra retratado es el pueblo, ese retrato no se realiza en clave realista académico, tampoco en clave abstracta, sino todo lo contrario, se trata de un tipo de tratamiento cuya tradición se remonta al realismo grotesco medieval.

Ernesto Pereyra elige este estilo potente para representar a personas del pueblo en una especie de fiesta. En una especie de espectáculo, y una buena analogía para pensar esta obra es el circo. Es así como historia, pueblo, fiesta y espectáculos son representados. Repuestos en un discurso visual inquietante que ironiza sobre la seriedad de 200 años de sociedad independiente.

Y es el estilo grotesco que utiliza muy bien, es un estilo irónico y ambivalente que al mismo tiempo celebra los 200 años de independencia argentina y se burla de la seriedad pretendida en objetos como los símbolos nacionales, las imágenes patrióticas, hipócritas simulaciones que obturan la pregunta por la contradicción y por las injusticias que tejen seguramente la memoria que le corresponde a 200 años de historia.

Es sobre esta contradicción entre celebración, justicia/injusticia, espectáculos históricos y memoria que nos invita reflexionar esta excelente muestra de pinturas de Ernesto Pereyra.

Ángel Jara

Curador del C. C. de la UNGS

Sin lugar para espectadores pasivos

La obra pictórica del artista Ernesto Pereyra - que recibimos en la UNla- no nos deja en el lugar de espectadores pasivos frente a sus cuadros ya que las pinturas de Pereyra nos movilizan haciéndonos partícipes de un viaje que nos transporta por los caminos de nuestra historia.

Nos invita a releer desde un realismo mágico las dichas y desventuras de los últimos doscientos años de nuestra Patria, con una temática aguda, mordaz, crítica y por momentos grotesca. Ernesto Pereyra revisa en su temática la historia escolar que sólo la creatividad de un artista de su talla nos las puede presentar revuelta y desprolija en su cronología.

Pero Pereyra no nos habla sólo de historia argentina, nos propone Arte, motivado por la historia social, política y cultural de los argentinos. Es ahí donde aparece el pintor y nos presenta una paleta potente, alta de color y rica en texturas donde el empaste acompaña la composición no convencional ubicando sus personajes en un espacio casi escenográfico.

Esta exposición es para nuestra casa de estudios un motivo disparador de análisis, lecturas y relecturas de debates y planteos éticos y estéticos. Es un orgullo tener entre nuestros estudiantes esta excelente muestra que sin lugar a dudas aporta al arte nacional.

Rubén Borré

Asesor de Arte de la Unla con motivo de la inauguración de la muestra de Ernesto Pereyra.

Ernesto Pereyra

Datos personales

Presentación

Milis Gloriosus

Manifiesto Liberal

Afiches

Inauguración Muestra "Inventario de campaña" en el CCC

inventario (dibujos)

Proyecto SRA

"El retorno"

"La cacería"

"La huelga"

"El último cactus"

"La entronización"

"la quinta flota",

El Gran Hallazgo

Esperando el Diluvio Universal

El discurso del General

Juguemos en el bosque

17 de Octubre de 1810

Fantasmas del Bicentenario

Reconstrucción de los hechos

Volveremos (crónica de un Centenario)

La muerte de Roca

Calesita del ´55

The moon is nuestra

Ensayo para una 2º fundación de Bs. As.

Estado de Sitio

Preludio de una Primavera

The guardian

Desmonumentar a Roca

Muestra "Desmonumentar a Roca"